No estamos acostumbrados a hacer
una decisión consciente de aquello que nos gusta. Del mismo modo que
llevaríamos una buena alimentación, así podemos tomar la decisión de rodearnos
de cosas que nos hagan ver la vida con otros ojos, otras perspectivas. La
cultura es tan importante como la alimentación en ese sentido decisorio.
¿Cuáles son las razones que nos
llevan a que nos guste un tipo de sonido? En la escena musical actual podemos
entender mejor esto que en cualquier otra área, puesto que el sonido va siempre
unido a un estilo y forma de relacionarse determinados. Así, la moda casa mejor
con un tipo de sonido que con cualquier otro, así como las costumbres de ese
amplio grupo social
No estamos preparados para lo
verdaderamente nuevo. Lo nuevo no es precisamente lo más moderno del panorama.
Aquello que nos venden como versión del no va más es un amaneramiento de lo
mismo. Recordando otros artículos anteriores, podemos decir que es la misma
forma disfrazada. Lo verdaderamente nuevo sería precisamente una forma que
reflejase no las modas o las costumbres existentes, sino más bien una evocación
de nuevas posibilidades o una recuperación de gestos humanos en extinción por
la depauperación paulatina de nuestro trato en una sociedad narcotizada,
represiva y presa de una constante y latente violencia implícita y hasta explícita.
Por eso, con frecuencia lo verdaderamente nuevo no es suficientemente valorado
o comprendido. Esto sucede, tristemente, porque o bien la sociedad no está
preparada para ello o los modelos caducos no permiten la inserción de nuevas
propuestas, además de la razón principal: la emancipación es un tema incómodo y
haría que el mundo fuera mejor y pudiéramos ser libres y felices.
¿Por qué somos cada vez más
egoístas y tenemos más miedo? En lo que respecta a las artes, la razón es
priorizar la vana estética más que una función del arte a la que no se le saca
demasiado partido: la
transformadora. Grande la evidencia de que todo esto está
ausente. La música, máximo exponente de esta capacidad de transformación, es el
súmmum del narcótico si la miramos palmo a palmo. Nosotros lo sentimos mucho,
pero es preciso hablar claramente: demasiados os habéis dormido demasiado y no coméis
mas que de aquello que os duerme. Así no puede avanzarse mucho, eso es lo
cierto.
El gusto es nuestro. Lo que
quiero decir con esto es que no hemos de permitir que nos lo edifiquen de
manera pasiva. Nosotros vivimos y nosotros elegimos de qué queremos rodearnos.
Identifiquemos todas las tonterías de las que nos hacen engancharnos y hasta
enamorarnos, esto es, absolutas gilipolleces y falsas mansiones del cliché para
hacer la existencia soportable. Y todavía son peores que eso porque, para
colmo, ni siquiera hemos tomado la decisión de que aquello esté en nuestras
vidas. La decisión ha sido tomada de antemano. Entiendo que en Garaje Sónico
nos reunimos para evitar precisamente esto. Estamos aquí para no hacer de la
música un pasivo y mediocre pasatiempo -un “pasavidas”-, sino comprender la
importancia de ejercitar la función del gusto, que repito es nuestra, ¡nuestra!
No, señores, no. No nos vamos. No nos iremos y cerraremos la puerta tan
fácilmente dejando cristalizar la basura malsana en PCs, demás aparatos, y los
macilentos cuerpos de nuestros semejantes. No lo haremos porque aún tenemos
sentido: aún podemos decir la verdad.