miércoles, 6 de febrero de 2013

Amor, enfermedad musical

Siempre se escucha por ahí aquel tópico de «el amor es una enfermedad». Sin meternos en la dichosa cuestión de si el amor es o no patológico, vamos a tratar el frecuente tema de las canciones de amor. Deberían pegarnos con una pala por hacerlo, puesto que incluso la canción del verano va de amor, y no paran de meternos canciones sobre ello desde cualquier parte.

En fin, vamos a empezar con este barroco y no siempre melifluo empapelado. Hace relativamente poco tuve la ocasión de leer un artículo en un diario digital acerca del machismo en la escena indie, en el que se trataba el recurrente tema de los roles sexistas. Es revelador que el mundo visual o de la música considerada independiente, que tendría que ofrecernos alternativas, nos ofrezca a veces tan solo una fantasía alterna que tan solo varía más bien poco las fantasías televisivas y cinematográficas acostumbradas; una microrreproducción del mismo sistema de valores de consumo enfermizos. Lo cierto es que no se toca apenas ni un solo valor jerarquizado u opresor, sino más bien al contrario. Es como cambiar de escenario o de ropa: pura estética sin fondo. No estoy diciendo que sea machista, porque machistas solo pueden ser las personas. Estoy diciendo que la manera de expresar el valor humano es a menudo patriarcal, matriarcal incluso, y enferma. ¿Que por qué?

Nuestro imaginario cultural nos hace vivir todo hacia la masa y no hacia nuestra individualidad, nuestra unicidad. Por ello valoramos, con demasiada frecuencia, no personas concretas, sino roles, tipos o subtipos. Básicamente, es la manera de convertir a la persona en gente. Esto es, la mayoría de las veces, involuntario, puesto que es una cuestión de atmósfera social. Mi modesta teoría es que el hecho de que existan tantas canciones de amor se debe sin duda al hecho de que no nos valoramos ni se nos valora lo suficiente como individuos. No nos amamos a nosotros mismos con la frecuencia o el fervor necesario y esto es precisamente el desamor. Una cuestión social que se manifiesta a todos los niveles y tanta música mítica nos ha regalado, por otra parte. Que alguien me diga la diferencia entre amor, obsesión y enfermedad, para elaborar un poco de luz en este panorama por el que todos navegamos y con tanta frecuencia, naufragamos. Yo creo haberla hallado en unas cuantas canciones de amor de mi colección personal. Tal vez el problema es que ha habido que escuchar muchas canciones de amor antes. El mismo Paul McCartney, picado sin duda por las críticas de su ex compañero de banda, John Lennon, compuso tal vez un gran resumen al presente artículo. Historias para mitómanos, sí, pero cierto. Un gigante de la música dándole una extraña importancia a una canción como Silly love songs, es realmente algo revelador en el asunto que nos ocupa.

Ahora que ya hemos elaborado una teoría acerca de por qué hay tantas canciones cuya temática es el amor romántico, ahora que ya hemos visto que es por una distancia prácticamente irreductible, consecuencia de la estructura actual de nuestro mundo, ahora que ya hemos comprobado que la mayoría de las canciones de amor son de desamor, y es precisamente ésta la causa de que sean tan numerosas, ¿qué coño estamos haciendo nosotros aquí, y de esta manera? Pregunto…



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